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Jovina.

jueves, 5 de abril de 2012

Gota y Pensar

GOTA Y PENSAR. (Segunda semana. Capítulo III)

Martes

I.

Continúo con el trabajo de observación del pensar esta semana. En la experiencia de hoy surgen muchas preguntas.

-¿Qué es observar?
-¿Quién soy “yo mismo como ser pensante”?

Al principio he tomado conciencia de la voluntad de decisión mediante la cual te sitúas en la puerta de la experiencia del pensar. Tiene una serie de características:

1. Firmeza. Es una voluntad firme, aunque no dura.
2. Concentración. Es una voluntad que se pone ante algo y deja fuera otros “algos”, es decir, se concentra en un punto.
3. Abierta. Aunque parezca paradójico. Se pone ante algo abiertamente, como un vaso, dispuesta a escucharlo en silencio.

Si no se cumplen estas tres condiciones de la voluntad durante todo el ejercicio no es posible observar el pensar; lo manipulamos personalmente.

El cuerpo cambia. Vivencio movimiento en la frente y muy especialmente en el corazón. Toda la corporalidad se ablanda. No es que se haga flácida, más bien se torna como fluida, cartilaginosa.

El sentimiento es de amplitud y de entusiasmo. También de paz. Cuando la voluntad se disipa, o bien se cierra y deja de escuchar la palabra, cuerpo y sentir también se cierran y vivencio ansia, prisa y la sensación de estar fuera de mi misma.

II.

En la voluntad creada deposito la palabra: Gota. Veo que soy yo quien lo hago. Sin embargo, ese “yo” que deposita la palabra es diferente de aquel que está generando la voluntad descrita. Este viene como de abajo hacia arriba y del interior al exterior. El yo que deposita la palabra en el vaso de una voluntad vacía viene desde fuera hacia dentro y desde arriba hacia abajo.

Una vez aquí comienzo a observar la palabra. Descubro gestos en sus sílabas y en sus letras

Go: se concentra mucho hacia dentro.

T: desde esa concentración se expande un poco. Vibra. Después una frontera con otra cosa que viene de fuera.

A: apertura que viene en dirección inversa a la T y contiene su expansión.

Al observar la palabra, veo también colores.
Go es azul oscuro, muy oscuro hacia su centro…la T se abre hacia un azul cielo, con su vibrátil halo blanco. La A es un azul entre ambos, y se expande hacia atrás convirtiéndose en un rojo y luego en un naranja muy delicados.

III

Me doy cuenta de que me he sumergido enteramente en la palabra y durante ese tiempo he observado los aconteceres descritos del mismo modo que podría observar un acontecer en la naturaleza, en la ciudad… pero no me he observado a mi misma. Al recordar veo que yo misma era ese suceder, en ese momento todo mi contenido era ese suceder. Me pregunto que implicaciones tiene esto. Volviendo al texto me parece que tiene relación con la frase “doy a mi existencia el contenido, basado en si mismo, de la actividad pensante”. Lo observado se basaba en sí mismo. Yo he puesto el vaso de una voluntad vacía y también la actividad de la mirada, pero la fuerza motriz era del propio fenómeno.

Luego el texto sigue “Yo mismo como ser pensante, un objeto cuyo sentido de existencia pueda crear a partir de sí mismo.” Esta parte que me resultaba tan enigmática me resulta tras la experiencia aún más enigmática.

¿Significa esto que cuando creo el sentido de mi existencia a partir de mi mismo (cuando ejerzo de ser pensante) ese “mi mismo” es otro? ¿Otro que es el contenido de la actividad pensante, que tiene su propia vida? ¿Qué significa entonces ser “yo mismo”? ¿Ser otro que se manifiesta en mí?

IV

Repito la experiencia.

Esta vez quiero tratar de observar con más profundidad eso que siempre se me oculta (a saber, el pensar) pues me quedo observando los contenidos que genera.

Vuelvo a crear la voluntad y a depositar la palabra en su centro. Se repiten movimientos y sentimientos.

Ahora escucho la palabra completa. Hay un ritmo exacto en su pronunciación. Vibra. Intento verme a mi misma hacer todo eso, ese sumergirme en la palabra mirando como me sumerjo. Siento un calor suave en mi cara…como si tuviese delante otra cara que fuese la mía propia.

Veo penetrar entonces la palabra en ese interior silencioso que he generado. No. No es la palabra. Es el verbo: la fuerza que trae y mueve la palabra. Es un rayo de luz, como una espada que entra desde la parte superior de la cabeza y llega hasta el corazón. No lo traigo yo. Viene. Sólo lo veo cuando me observo de este modo.

El sentimiento es diferente al de la experiencia anterior. El sentimiento que tenía al estar dentro de la palabra era dulce, suave, tierno. También contenía sorpresa, devoción, silencio, una suerte de abrazo, una luz como se ve tras la neblina de otoño.
Ahora el sentimiento es vertical, denso, tiene una gran serenidad muy concentrada y firme. Tengo la sensación de que algo habla con gran fuego e intensidad desde esa fuerza, pero permanece tan silenciosa esa palabra que no puedo reproducirla. Es más bien como si me diese forma.

V.

Con esta segunda experiencia vuelvo al texto y a las preguntas iniciales. ¿Qué es observar? ¿Qué significa “yo mismo como ser pensante”?

En ambos casos he observado. En ambos casos he observado un acontecer interior y algo de mi misma…más ¿qué es observar el pensar? Esta pregunta sigue latiendo.

He vivenciado dos “yoes” completamente diferentes, si bien relacionados, en las dos experiencias. He dado a mi existencia de ese momento dos contenidos completamente diferentes, y esto ha sucedido porque me he situado en dos puntos diferentes para observar la actividad interior. ¿Acaso “yo mismo como ser pensante” no es ningún yo fijo, sino un ser en permanente cambio y movimiento según los puntos de vista desde los que observa el pensar?

Miércoles.

Voluntad Vaciada I

Hay una antesala de aceptación y de silencio. Como aquellos umbrales lisos y acolumnados de los palacios. Sólo se te pide una cosa, dejar atrás el tiempo.

El tiempo, que está dentro, se va transformando. Como si grandes olas se aquietasen al llegar a la orilla y formando una superficie lisa en un remanso. La respiración también se aquieta y se abre un espcio en el pecho.

Esta es la “condición previa del pensamiento”, entrar en esa quietud. Algo dentro te pregunta ¿aceptas esta quietud? ¿aceptas abandonar las cadenas del tiempo? Siento que necesito una inmensa confianza. También algo dentro de mi dice “Confía. Si abandonas el tiempo, el Tiempo volverá a ti”


Jueves


Te doy un sí
ciego.

Al remoto vacío,
sí.



Decir sí es decirse sí a uno mismo. En el paso anterior vivencié una opresión, algo que venía de fuera hacia dentro, en apariencia no decidido por mi. El sí es ciego, es al vacío, a la necesidad. Entonces ves que eres tu mismo viniendo a ti desde fuera. Te has ganado.
Se abre un espacio detrás de la cabeza y en el corazón. Esto es lo que acompaña al sí. El sentimiento es de una gran alegría.

Deposito la palabra GOTA. Go-ta…Go-ta…hay algo musical en su venir. Me adormezco en ese gota a gota y estoy fuera otra vez. Vuelvo a entrar y comprendo lo que significa sostener el pensar: es atender al suceder del pensar, una atención que mira como se mueve ese hilo que enlaza los pensamientos. Si no lo miro, el hilo se pierde. El hilo traza sus propios movimientos, pero necesita la mirada atenta de mi corazón para moverse.

Viernes

Voluntad Vaciada II

¿Qué es la vida en este acontecer? Me parece algo completamente distinto a lo que he conocido… ¿cómo me transformo yo en este acontecer?

Jovina
 XII.2012




Gota y Vapor

GOTA Y VAPOR. Una semana observando el pensar. Capítulo III.

El lunes voy de vuelta en el autobús, Juan habla por teléfono y yo apoyo la cabeza en el cristal mientras recuerdo la reunión. Una capa de vapor lo cubre por fuera, convirtiendo los contornos nocturnos de la ciudad en manchas de colores. Resbalan gotitas de vapor condensado, lentamente. Ya que la vida me los ofrece tan solícita escojo para el trabajo de la semana estos dos conceptos: gota y vapor. Voy mirando las representaciones que ya tengo de ellos. Luego escucho interiormente su sonoridad sin pensar en ningún significado concreto.

El martes aparece una nueva relación entre ellos, que, si bien estaba implícita en mis representaciones previas, no se me había manifestado tan claramente. (Como polaridad) En el silencio interior veo: LA GOTA CAE. EL VAPOR SUBE. No se trata del contenido, sino de cómo ha surgido ese pensamiento. Yo estaba escuchando los sonidos de las palabras, degustándolos, vivenciando las sensaciones y movimientos de esos sonidos. Me bañaba en esa experiencia, dejando que llenase mi alma por completo. Entonces ese pensamiento aparece como un rayo de luz: en línea recta, claro y completo. ¿Lo he creado yo? Tengo más bien la sensación de que se ha vertido en mí. ¿Cómo ha surgido? Lo miro, lo escucho, intentando averiguar cómo surge…

El miércoles por la mañana iba en el coche al hospital. Llovía. Las gotas caían sobre el cristal y luego resbalaban por él. El vapor condensándose no me dejaba ver. Tenía que poner aire caliente en el coche para eliminarlo. Iba escuchando en  la radio una grabación de piano. Y me di cuenta entonces de que algunos sonidos del piano eran como gotas. Había algo en la gota que iba más allá de la gota…una idea que podía aparecer no solo en las gotas físicas sino en otras cosas. Existen GOTAS DE SONIDO,      no sólo de líquido. Además otro aspecto se pone de relieve en la relación de los dos conceptos escogidos. LA GOTA CAE…Y SUENA. EL VAPOR SUBE EN SILENCIO. ¿Cómo suena el silencio del vapor ascendiendo?

Dejando aparte el aspecto invisible de la gota que me sorprende en un sonido musical, un concepto nuevo se ha incorporado que no existía en mis representaciones previas: El sonido de las gotas al caer y el silencio del vapor al ascender. Me sumerjo en ello. Siento maravilla y también agradecimiento. Lo miro suceder…miro los pensamientos aparecerse en el alma, tan repentinamente. Pero, ¿de dónde surgen?  Todo el tiempo que observo su surgir me parece que tienen una fuerza motriz propia que es la que los hace aparecer así, cómo rayos de luz dentro del movimiento ondulante del alma. Esa fuerza motriz, descubro…¡es el pensar!

Intento observar esa fuerza motora que mueve los pensamientos, ver su origen. Constantemente escapa a mi mirada. Puedo ver los pensamientos que aparecen con nuevas cualidades y relaciones, se distinguen claramente de todo lo que es pasado y ya sabido, viejo. Pero no puedo ver cómo se origina la fuerza que mueve esos pensamientos.

Sólo una cosa me parece tener clara, y es que esa fuerza viene como de fuera de mí, de una gran lejanía y profundidad interiores. Tiene un silencio que habla…

El viernes continúo. Aparece otro concepto en escena. EL AGUA. Gota y vapor son dos formas distintas que toma una misma sustancia. LÍQUIDO Y GAS.  Todo lo que aparentemente ya sé, se me aparece en la meditación como algo nuevo. Primero aparece un sentimiento hondo de admiración, de lo grandioso que es aquello en lo que se está pensando. Y luego, recordando, descubro que este sentimiento tiene que ver con que, al pensar, veo la VIDA de los pensamientos y no las imágenes descoloridas y terminadas de mis representaciones, que son con las que trabajo al reflexionar. Pensamientos que tienen vida, y cuya vida consiste precisamente en moverse y relacionarse. Pensar: fuerza que los mueve y los relaciona, que les da esa vida. Cuando aparece en el alma la ilumina y le da calor. En este punto me viene a la memoria un versículo del prólogo del evangelio de San Juan que dice: “En Él estaba la Vida, y la Vida, era la Luz de los hombres”. Esa fuerza motora que es el pensar se siente que viene de una lejanía intimísima, de un fuera de ti tan cercano a ti como tu mismo.

El sábado tomo conciencia del tiempo que paso moviendo mis representaciones de gota y vapor cuando me pongo a pensar. Estoy moviendo esos conceptos dentro de mí. Trato de observar la fuerza interior que empleo para hacer esto. (A- Mi voluntad, B-La voluntad del pensar. A veces…¿equivalentes?) su cualidad. No siempre que trato de relacionar estos conceptos aparece una de estas relaciones nuevas creada por ellos mismos en ese instante. ¿A qué se debe? De nuevo la llave está en observarme a mi misma y describir cuál ha sido la cualidad de mi actividad. ¿Abierta o cerrada? ¿Expectante y ligera o agarradiza? ¿Maravillada y lenta o apresurada?

Domingo. Pienso. Gota y vapor son dos formas físicas en las que se nos aparece una única sustancia. La gota cae, baja, pesa. El vapor asciende, se expande. Sin embargo el vapor esconde minúsculas gotitas. A una cierta temperatura, las gotitas que caen, bajan, pesan, suenan, abandonan su liquidez para entrar en terrenos aéreos. El aire y el calor actúan sobre el agua. El aire calentado lleva en sí agua calentada como vapor ascendente. Si se enfría ese aire, el agua enfriada vuelve a ser líquida gota. Tanto el líquido como el gas fluyen. Sólo que el vapor fluye de un modo lento, expandiéndose despacio y uniformemente, empujando al aire más frío que lo rodea. El vapor fluye como una pregunta, en silencio. La gota también fluye, pero fluye llamada por la gravedad, fluye por el peso. En una superficie plana el vapor se abre flotando sobre ella. La gota se expande un tanto para luego detenerse suspendida en su delicada forma de bordes redondeados. Y al moverse lo hace en la dirección de su caída, no en todas las direcciones. Avanza en una dirección. Su caída y su avance son sonoros. El líquido canta.

Jovina
XI 2011.